Remenber for breath.

Estándar

Recordar para refrescar(nos)

Recordar para confortar el corazón

Para seguir, para transformar, para abrazar el pasado, para que el alma respire, para liberar(nos), para no atar sus disgustos por Draco Rosa o sus sueños que se elevaban hasta el cielo o por los colores.

Recordar como ultimo momento en el día para quedarnos sin sabores amargos.

Dos maneras de irse.

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Que diferencia es irse con el alma preocupada, agitada, ansiosa, con miedos, con desespero para un viaje que irse alegre, con ilusiones, sueños y tranquila.

Amarillo no supo como ayudar a este corazón y mucho menos a la dueña donde este habitaba.

Irme a Panamá así, ha sido de esas experiencias que no se desea y que uno no debería dejar que se le tire el paseo pero yo con un alma idiota se dejo apoderar del del «amor» e importaculismo para dejar pasarlo al viaje. Por eso que al estar a su lado era más dañino que no estarlo; ahora con otro viaje encima y sin su compañía amarilla el alma se siente en paz, sin ganas de llorar, sin una tristeza que la come en cada salida a las diferentes ciudades, sin el desconsuelo de que no llamen o dejen un mensaje al llegar al hotel, sin la indecisión de una relación que se rige de egos y que llevan a esa estúpida pensadera.

Dejó aquí la constancia de una ingenua e inmadura alma que no sabe parar sentimientos y menos cuando se presenta el evento de un viaje; también para que me sirva de lección y lea esto antes de afligirme tontamente.

Segunda espera.

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Aquí vamos con la segunda breve historia, el contexto paso mientras me devolvía de la casa de una amiga que vive a las afueras de la ciudad y en una parada del bus, encontré a mi segunda victima de la espera…

Miro a un señor desde el bus, con tes trigueña, le han pasado factura los años en su cara y en su cuerpo, lleva un cigarrillo en la mano mientras espera

Lo veo en medio de la carretera, entre un matorral su cuerpo reposa, dejando que el humo se disperse y el cigarro se deshaga observando como pasan los carros con sus afanes y sus pensamientos divagando entre las cuentas pendientes de la casa, el pedido de su esposa, la comida para los niños al llegar a casa. Su trabajo como obrero y como todero no le alcanzan para las demandas que trae una familia y una casa hecha a punta de bareque y barro pero en cada expulsión de tabaco se consolaba al decirse:»-Dios proveerá.»

El bus aun no llegaba y entre el calor de esa tarde después de tener uno de esos «días buenos de camello», él al terminar la ultima inhalada de su cigarro barato y con las preocupaciones que agobian a un típico campesino de un país que se le hace el ciego para ayudarlo tanto a él como a tantos mas, solo le quedaba la satisfacción de llegar a su casa para encontrar a su mujer y a sus hijos, besarlos y abrazarlos y saber que tenía el mañana para empezar a desvanecer sus preocupaciones.